Un día normal en mi lectura
En general leo muy poco en comparación a lo que escribo. Tengo el hábito, pero me cuesta interesarme en algun escritor contemporáneo. Siento que con los pasajes de mi vida basta y sobra. Generalmente leo la biblia, filósofos ya enterrados, divulgación científica y los cuentos y poemas de mis amigos escritores. Cuando leo soy como un caballo con anteojeras: miro hacia adelante y me concentro de lleno en la lectura. Mi entorno se disipa hasta el grado en que ni la música, ni los gritos ni los temblores me distraen. No me lo adjudico como una capacidad importante o fuera de lo común; así se da la lectura en mi persona. El lugar donde acostumbro leer es al fondo de un pasillo, a los pies de una ventana con barrotes pequeños y sin celosía. la estructura permite la entrada de una luz maravillosa y una brisa fresca y natural. Esto lo considero un acto de misericordia de parte del arquitecto que diseñó esta prisión. Reconozco que la lectura es una especie de ritual, me preparo, limp...