Vicalgut

Si pudiera dibujar la belleza comenzaría pintando un cuadro de tu boca. Tus labios perfectos emanan recuerdos sublimes de bosques encantados. Tu aliento es el perfume de tu alma, que como el rocío, impregna de vida la materia inerte y desdichada. Fruto prohibido es tu lengua mujer, atrapa mi quietud subyugando pensamientos, cómo pintar la gloria de estar preso de tu valle? no existen matices para describir esta alegoría fantástica, esta ensoñación. Invento colores en vano, escapas del pincel mujer danzante, te escurres, te disuelves, eres con el aire movimiento milenario, cadencia perpetua del latido alma libre que me atrapa en esta prosa mia, herida y muerta. 

Quisiera estar cerca de ti para decirte que no le temo a la obscuridad. Quisiera con mis manos secar tus lágrimas y apretarte fuerte contra mi pecho y admirar juntos está sinfonía sublime que nos fecunda. Quisiera convencerte que los latidos son el compás de una danza que se baila mejor de a dos. Quisiera decirte que a un paso de distancia la luz enceguece tanto como las tinieblas. Quisiera ayudarte a cruzar los límites de la razón. Quisiera hablarte del amor y de como los poetas buscamos en la muerte lo que otros ignoran en la vida. Quisiera...

La soledad se convirtió en mi mejor compañera y el silencio en mi mejor amigo. Las palabras son vacías cuando las pronuncian labios ajenos, sobre todo cuando me embarga esta pena, que no es de rencor ni de ira, sino de olvido. El viejo se fue hace años; era mi compañero, tantos años... Los niños crecieron y emprendieron vuelo, me cuesta recordar el sonido de sus voces. La señora que nos cuida nos habla, pero solo veo un continuo abrir y cerrar de labios. Yo era profesora de castellano. Le enseñé a leer a tantos chicos. Eran otros tiempos. Los niños me querían y me respetaban. Ahora ni me miran. Parece como si viviera otra vida, como si esta no fuera mi cara, como si el peso de los años tirara de mi piel. No quepo en este mundo, nada de lo que se hace, se hace pensando en nosotras.  A veces quisiera no estar más pero aún no pasa la carroza. Siento que estoy viviendo gratis. Yo ya quiero irme, encontrarme con mi viejo, él me entendería.

La miseria en el hombre es el triunfo del miedo en el seno del alma pues allí donde yace el milagro del latido ahí donde convergen las luces y las sombras hoy solo quedan piedras que el temor ha sentado materia inerte que aniega el flujo natural de la vida que se erige que germina como luz transmutada en energía luz absorbida de la tierra renovada y convertida en miles de mundos haces que transportan los sueños de los hombres a pesar de las carencias para bien o para mal en ti están apagados pues vives en tu mundo colmado de vacío deseando el todo para ti a costa de tus hermanos eres un medio para los vicios de este mundo y es aquí donde radica tu existencia miserable pues nada tienes que ofrecer ¿mas si dieras, que darías? las sobras y las mermas de tu penosa codicia. No te culpo hermano como podría condenarte tu pecado es el mío nuestro delito es el vivir esta condena de ser hombres arrogancia de conocimiento tinieblas en la razón la luz te h...

¿Donde quedó tu guitarra luego de la infamia mi amigo, estará olvidada en un rincón entre polvos y lamentos o adornando un muro entre corvos y jinetas? Guerrero de la voz caudillo de sueños enterrados ¿dónde fueron los versos que entonaste dónde el fruto de tu lucha se extinguen tras la muerte acaso los recuerdos de una vida fulminada? fuerza del destino como sátira sangre y lágrimas de olvido. Si alguna vez soñaste un mundo no es el mundo en el que vivo sembraron semillas de temor cosecharon un hombre aletargado le ataron de pies y manos y al no poder mirar el cielo quedó esclavo del silencio. Vives a través de estas palabras vives en tu pueblo y tus canciones, acallan la indolencia del verdugo; cobardes del gatillo y la pólvora. Mis manos son tus manos tus dedos rotos leña de mi hoguera renace a través del pensamiento renace y da sentido a esta generación dormida renace ...

Las condenas son de sombras, dicen. Un retorno al germinar del ser; sin úteros, sin vientres, sin trompetas anunciantes del milagro de la vida. Las luces se apagan, los velos se entrecierran, los actores se repliegan y el proscenio así, deshabitado, se adueña del silencio. ¿Qué queda de la sillas, las tablas, los ropajes, los cuerpos poseídos, los sonidos de las risas y los llantos?: el silencio, una imagen en la memoria y en el gusto un dejo, Olvido. Las condenas son de sombras, dicen. Artistas de lo absurdo, intérpretes del mal, habitantes de un hexágono desvaído. ¿Donde están las estrellas? amadas compañeras de momentos mitológicos. ¿Donde están? Añoro su luz titilante, su belleza romántica, emoción por emoción y nada más. Están prohibidas, dicen. ¿Qué queda de los cielos diáfanos, del cantar de los grillos, del orden milenario de los círculos volcán...

Habituado al temor, acostumbrado a los cercos, olvidé el sabor del mar y el aroma de la brisa mojada. Aquí es el cemento el que horada, pieles carcomidas a la sombra de los astros, olvidé mirarlas para no sufrir, intenté olvidarla para no llorar, ignoré el paso del tiempo así en las cosas, mas el tiempo no perdona, así como los hombres, los hombres sin Dios. Intenté olvidarla para no llorar a pesar del nudo en la garganta, ahogué el lamento hiriendo el alma tragando mi cobarde orgullo, la mentira de mi vida. Vastedad de lágrimas eres poderoso océano, por qué ahogo la pena ante los hombres? lágrima débil es mi pobre juicio flores rotas y vacío. Cae la noche y los recuerdos disuelven contornos difusos, diabólicas figuras, máscaras amorfas que caen como lepra revelando al niño solitario y herido sobreviviente de carencias y angustias. Volveré a ti inmensa vastedad, aceptarás mi pobreza de espíritu navegar entre lutos y desiertos? Volveré a ti conv...

El placer de la noche. El placer de la noche mira el reflejo de la luna en tus ojos quietos. La brisa esparce tus cabellos y seca la humedad de tus pupilas; cesan las imágenes y caen las sombras. El silencio es el guardián de tu aire místico; despliegue erótico, libido perversa, que va tomando la forma de un suspiro, cuando te cuelas en mi alma y la arrebatas. Ahora es el deseo que me tiene poseído, la imagen de una danza fértil, húmeda, dónde se pliegan nuestros cuerpos al compás de un ritmo volcánico, dónde eres mi yo más cierto, dónde lo profano es lo sagrado.