La edad del sol

La soledad se convirtió en mi mejor compañera y el silencio en mi mejor amigo. Las palabras son vacías cuando las pronuncian labios ajenos, sobre todo cuando me embarga esta pena, que no es de rencor ni de ira, sino de olvido. El viejo se fue hace años; era mi compañero, tantos años... Los niños crecieron y emprendieron vuelo, me cuesta recordar el sonido de sus voces. La señora que nos cuida nos habla, pero solo veo un continuo abrir y cerrar de labios. Yo era profesora de castellano. Le enseñé a leer a tantos chicos. Eran otros tiempos. Los niños me querían y me respetaban. Ahora ni me miran. Parece como si viviera otra vida, como si esta no fuera mi cara, como si el peso de los años tirara de mi piel. No quepo en este mundo, nada de lo que se hace, se hace pensando en nosotras.  A veces quisiera no estar más pero aún no pasa la carroza. Siento que estoy viviendo gratis. Yo ya quiero irme, encontrarme con mi viejo, él me entendería.


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