La cárcel como arquetipo del mal


LA CÁRCEL COMO ARQUETIPO DEL MAL

1. Introducción
2. ¿Es normal la sociedad en que vivimos?
3. Sistema económico violento
4. Efecto letargo de los medios de comunicación
5. Frustración de la gente traducida en violencia
6. Efecto cohesivo de la guerra interior
7. Instrumentalización del derecho y su deficiente evolución
8. ¿Por qué subsiste el sistema como está?
9. Somos cabeza de ganado
10. El mal está dentro de mí
11. Posible solución
12. Conclusión
1. Introducción
Los pensamientos y emociones que emanan del concepto cárcel en la gran mayoría de los hombres de nuestra sociedad, los transporta al temor, al rechazo absoluto, a desear castigo, a identificar y asociar toda la maldad y lo execrable que podríamos encontrar en el desarrollo y advenimiento natural de una cultura, en un lugar concreto y definido entre cuatro paredes.
Estos sentimientos e ideas respecto de la cárcel son una realidad tangible, actual e incluso histórica, y subsisten en la conciencia individual y colectiva de nuestra sociedad por diferentes motivos.
En este ensayo pretendo demostrar que ésta apreciación de la cárcel como arquetipo del mal, más que fruto de una reflexión personal, es un enfoque implantado de manera sutil o violenta, por la suma de diferentes aspectos; tanto sociales, culturales, económicos, políticos y sicológicos, que ejercen un poder sobre las mentes y voluntades de los hombres de Chile.
2. ¿Es normal la sociedad en que vivimos?
La percepción general d e la gente respecto del devenir histórico, de las normas legales, la economía, su entorno laboral, salud, vivienda, vida familiar, tiende a ser de displacer y descontento. Sin embargo esta percepción se diluye prontamente en un encoger de hombros, en congoja o en triste conformismo. Lo siguiente es atribuirle carácter de normalidad a las circunstancias presentes, pasando por alto su primera intuición. Piensan que la forma en la cual está estructurada la sociedad, es el camino verdadero, único, en el cual deben desarrollarse.
Muchos seres humanos en el transcurso de sus vidas nunca cuestionan lo que establecieron unos pocos, quienes decidieron y deciden la dirección de un gobierno o nación, ni reflexionan los parámetros o la intencionalidad del enfoque a priori acordado.
Las razones esenciales de este fenómeno: el temor, la ignorancia, la fuerza de la costumbre, el nulo desarrollo de la conciencia y el desprecio a las propias facultades espirituales, están estrechamente vinculadas al tema central de este ensayo.
El efecto a largo plazo de la aceptación conciente o inconciente de este fenómeno, será la conditio sine qua non para el desarrollo de una serie de medidas que controlarán los aspectos más importantes del ser, condicionando nuestra cosmovisión y creencias en temas tan variados como por ejemplo: la cárcel.
3. Sistema económico violento
El golpe de estado del 11 de Septiembre de 1973 en Chile fue uno de los más sangrientos de América. El horror de estos lamentables sucesos introdujo el germen del temor en la población y la hizo vulnerable a aceptar forzosamente las ideologías y dictámenes de quienes ostentaban el poder. Uno de los efectos progresivos de este acontecimiento ha sido la implementación de un sistema económico violento que paulatinamente ha transformado al ser humano en no más que un burdo instrumento.
Este sistema económico en muchos casos ha obligado a padres de familia a soportar condiciones laborales paupérrimas donde el límite entre libertad y esclavitud queda velado por una cuestión conceptual. De esta forma la “pseudo esclavitud” encubierta por bellas palabras y falsas promesas, termina por aplacar esperanzas y disgregar el núcleo familiar, alma de una nación. Estos aspectos van cimentando el camino para que muchos jóvenes busquen afectos fuera de sus hogares encontrando en los peores casos salidas nocivas a sus carencias afectivas, que podrían encaminarlos a experimentar su autodestrucción, prácticas antisociales y situaciones que lo alejen de su dignidad.
Estrechamente vinculado al sistema económico esta el sistema educacional, el cual condiciona al hombre a ver en el éxito personal el fin máximo y sublime en sociedad. Desde el inicio su estructura tiende a alimentar el ego de los hombres y no el alma: cuando sacas las mejores calificaciones, cuando haces el mejor trabajo de ciencias, cuando eres el campeón en lo deportivo. Alimentando al ego fomentamos el individualismo, el egoísmo, el egocentrismo y a desear proyectar mis propósitos en las máximas expectativas que me ofrece el sistema en el cual estoy inmerso: acular dinero y riquezas, tener propiedades, entre otros. Este enfoque encajará perfectamente en el modelo económico e ineludiblemente me incitara a competir, muchas veces motivado no por mi voz interior, sino que impelido por una voz implantada y programada desde el exterior. Avanzar por este camino implicará utilizar el cinismo, la hipocresía, la mentira, la violencia, la denigración, la chaquetería como preceptos válidos y peor aún creer que al hacerlo se está en lo correcto.
Mientras la población vulnerada en negativo por este sistema, no tenga tiempo o no adquiera conciencia ni voluntad para reflexionar, los poderes que hacen posible ésta realidad seguirán doblegando las mentes debilitadas de los hombres e intervendrán con mayor eficiencia en sus decisiones, valores, creencias y tendencias.
4. Efecto letargo o embotamiento de los medios de comunicación
Desde la segunda mitad del siglo XX en nuestro país, los medios de comunicación se han masificado abruptamente, impulsados entre otras cosas por la aparición de la televisión. Existen innumerables fenómenos asociados al tema. En este ensayo interesa analizar específicamente el efecto letargo o embotamiento de las facultades psíquicas del televidente.
La fuerza del mensaje audiovisual como agente persuasivo, genera en las personas una absorción de sus sentidos y concentración. Incapaz la mente de filtrar la imágenes informativas, son procesadas por el cerebro de manera casi inconciente y con un poder sugestivo altamente eficaz. Esta especie de tranca sensorial producirá el debilitamiento paulatino de ciertos controles mentales que en consecuencia generarán una distorsión de la realidad objetiva.
Considerando que existe un televisor en cada hogar chileno, estos no solo abren una ventana al mundo con la posibilidad de informar, divertir, complacer, sino que además se transforma para las grandes compañías publicitarias y para el poder de turno en la más poderosa e intrusiva forma de vender mercancías y contar la verdad respectivamente. A esto hay que sumar el deterioro progresivo de la comunicación familiar, alienada e torno al televisor, la posibilidad de intercambiar experiencias, inquietudes o pensamientos se limitan y los integrantes del grupo familiar se alejan cada vez más hasta desconocerse.
El efecto educativo de los medios de comunicación masiva ha adquirido tal importancia debido a su poder persuasivo que logra influir, sugestionar y dirigir fijando modelos en diversas áreas tales como: belleza, éxito, fracaso, relaciones de pareja, lo que se debe amar y lo que se debe odiar.
Actualmente en nuestro país el imperio informativo está controlado por grandes consorcios que inducen directamente en la conciencia colectiva de la población, además de proteger intereses políticos y económicos por sobre el beneficio cultural de la comunidad.
5. Frustración de la gente transformada en violencia
Que el sistema favorezca más a unos pocos y perjudique a muchos, no es un problema de mal diseño de la vida, ni de la teoría de la evolución e las especies, ni de la genética, sino de la voluntad de los hombres.
El prototipo de éxito en sociedad presentado anteriormente, es generador de expectativas de vida. El problema comienza cuando el prototipo en cuestión no logra alcanzarse por los grupos desfavorecidos de la comunidad. El núcleo social, “la familia” se ve amenazada por una serie de demandas que deberán suplirse: vestimenta, alimentación, artículos electrónicos, educación, transporte, entre otros.
Los niños en su ambiente se burlan y apocan al más modesto o humilde y tienden a comparar sus novedosos juguetes. El joven adolescente desea vestir apropiadamente copiando los modelos televisivos casi inalcanzables para su realidad económica familiar. Los padres en sus trabajos o núcleos sociales desean demostrar o aparentar solvencia comprando el vehículo del año, adquiriendo la gama de tarjetas de compras o lograr acceder al colegio pagado para sus hijos. Esta serie de expectativas en su gran mayoría no lograrán satisfacerse y provocarán profundas frustraciones: en los niños dirigida a sus padres, en los padres convertida en violencia. La violencia como acto de amor para llamar la atención no sería incorrecta si lleva la sanación como fin. No obstante, cuando la frustración de los hombres se manifiesta a través de actos violentos en aspectos sicológicos o físicos en el espacio familiar, será el comienzo del deterioro, principio y puerta de entrada de muchos males, propiciando la creación de hombres resentidos, amargados, vengativos y neuróticos. Hombres más activos o impulsivos podrían descargar su violencia hacia la sociedad, el estado u organismos de gobierno. En este camino de infinitas necesidades, existirán hombres abiertamente dispuestos a conseguir por la fuerza lo que sienten que les han negado, muchos de los cuales pasarán a engrosar las listas del patronato de reos.
La frustración como emoción puede ser dirigida y proyectada en algo o alguien en quién pueda reflejarme y atribuirle mis propios complejos. Esta dirección está hábilmente manipulada hacia donde podamos embestir nuestras energías, obviando el problema raíz que lo origina y cuidando de no entorpecer el poder establecido que lo propicia. Una de esas direcciones Essen lugar a dudas la cárcel y sus habitantes: los delincuentes.
6. Efecto cohesivo de la guerra interior.
La historiografía nos revela interesantes detalles de cómo los antiguos imperios o reinos lograban mantener su hegemonía y unidad interna, aún cuando existiesen profundas y radicales diferencias entre grupos ideológicos o un fervoroso descontento entre el pueblo y la clase dirigente, todo esto dentro de los márgenes de la nación. Una de estas estrategias políticas utilizadas era declarar la guerra a una posible amenaza externa, lo que no solo movilizaba el sector militar a organizar campaña, sino que unificaba el fervor ciudadano logrando establecer un objetivo común, además de extender cortinas de humo a los problemas internos y así postergar las demandas o los cambios exigidos a los dirigentes.
Actualmente declarar la guerra a otro país no es una decisión tan sencilla. Existen consejos y tratados internacionales que norman y regulan los conflictos bélicos entre países, (independiente que solo los países más poderosos del orbe puedan saltarse estos tratados). Además el gasto en campañas de esta envergadura es sumamente alto y requiere razones bien fundadas. Sin embargo, esta estrategia política se sigue practicando en nuestros días, aunque ciertos parámetros han cambiado, mas el objetivo en su esencia, a saber: la cohesión es el mismo. El enemigo ya no se encuentra fuera de nuestras fronteras, existe uno dentro y muy peligroso al cual debemos combatir y el empeño debe ser de todos los chilenos y chilenas: “la lucha contra la delincuencia”. Hoy por hoy esta oración es un eslogan que se ha convertido en emblema político imprescindible, y es usado con regularidad no solo para aunar la población, sino que también para atemorizarla y de esta manera recibir apoyo y aprobación. Con todo esto, el mal que aqueja nuestra sociedad y vida pública se torna tangible, y se gesta la necesidad de exterminarlo o hacerlo desaparecer en algún lugar creado para albergar esta lacra. Éste lugar es la cárcel.
7. Instrumentalización del derecho y su deficiente evolución.
Una de las construcciones culturales más importantes cedidas por la herencia clásica es la forma de administrar justicia plasmada en el derecho Romano. Su base filosófica, su esencia, permanece viva en el corazón de nuestro sistema judicial.
La historia de Roma tiene profundos contrastes entre el esplendor alcanzado como civilización y su paulatina decadencia como nación; desarrolló increíbles creaciones culturales en diversas áreas tales como: letras, arte, arquitectura e
Ingeniería. En desmedro, creció la ambición por el mando, por el dinero. La avaricia suplantó la lealtad y la honradez implantando en su lugar a la soberbia, la crueldad y la indiferencia. Estas perversiones crecieron poco a poco aún cuando se intentó castigarlas, pero una vez propagadas, el gobierno se convirtió de justo a cruel.
No es mi intención en este ensayo hacer un profundo análisis valórico de la historia romana. Solo conocer desde donde provienen los fundamentos de justicia y equidad de nuestro sistema judicial.
Es interesante observar los avances en materia de derecho económico, civil o de propiedad privada, donde se limita y regula de manera competente toda clase de transacciones comerciales. Pero al detenernos en el derecho penal el panorama cambia y este pareciera anquilosarse en ambigüedades: la imparcialidad de los jueces no es clara, la intensión de restablecer el equilibrio social que fuera quebrantado por el infractor, haciéndolo calzar en un espejo donde su reflejo se traduzca en el castigo que deba purgar, aparte de sacarlo de circulación, no logra encubrir el propósito oculto de saciar venganza. Por otro lado, la discusión argumentativa y los intereses personales que subyacen entre los defensores penales y los fiscales, transforman temes delicados, sensibles y humanos en una lid de vanidades, conceptos vacíos, donde el poder de la elocuencia puede más que la verdad.
Es muy probable que los defensores, fiscales y jueces no tengan ni la menor idea de lo que realmente están juzgando y que le carga emotiva y mental de lo que experimentan en un juicio, les supere.
Pagar mal por mal no sanará las heridas, tampoco solucionará el problema de raíz que lo provoca, aunque en la práctica esta no sea la finalidad de nuestro sistema judicial.
Privando a un hombre de su libertad, cerrar la puerta con llave y olvidarlo; solo suspenderá temporalmente su actuar. Puedes atemorizarlo, golpearlo, someterlo a tu voluntad, pero no cambiaras la enfermedad que lo hace actuar de ese modo. Luego al reprimirlo solo conseguirás que exprese sus impulsos de maneras más violentas y agresivas. El asunto acá se zanja nuevamente encapsulando el mal en su lugar: la cárcel.
8. ¿Por qué subsiste el sistema como está?
El poder de la voluntad al servicio del hombre es un don precioso, esta más allá del bien y el mal. No requiere ética o moral para sustentarse y es un poderoso combustible para alcanzar nuestros propósitos.
En ocasiones pareciera ser que nuestro país está dominado bajo una suerte de totalitarismo que no solo beneficia la razón del estado, sino que favorece directamente a los más acomodados y a quienes manejan lo poderes que someten al hombre. Estos últimos, junto con proteger sus intereses desean perpetuar su hegemonía a toda costa.
Comprendiendo el sistema como una máquina, sus diferentes estructuras deben funcionar para prolongar su vida. Así como los hospitales y clínicas necesitan de enfermos, seremis de justicia, juzgados e policía local, policía de investigaciones, carabineros, gendarmería, fiscalía, defensoría, escuelas de derecho, corte suprema y de apelaciones, necesitan del crimen para justificarse y subsistir. Sumado a esto la creación de nuevas cárceles concesionadas como panacea para solucionar el problema y curar esta dolencia que aqueja nuestra sociedad, lleva implícita la duda razonable de que sus verdaderos motivos apuntan al deseo de lucrar en los licitantes.
Desde una mirada natural y con sentido común, es razonablemente correcto protegerse de quién practica el mal, .pero no lo hacemos por un sentimiento de justicia, sino por miedo. Confundimos al enfermo con su enfermedad. Es de esperar que algún día podamos protegernos de lo que crea las condiciones para que se geste el mal.
En definitiva; no existe la voluntad humana suficiente para solucionar estos fenómenos ya que los interese creados están por sobre la sanidad, dignidad y equidad de los derechos inalienables del hombre.
9. Somos cabeza de ganado.
No podemos negar que al tomar conciencia de esta posibilidad sintamos una profunda tristeza. Existirán quienes se sientan excluidos de este posible redil manifestando sus diferencias y libertades. Otros argumentarán que somos todos parte de un sistema mayor. Pero esto no exime el hecho de que existe una mirada que ve la masa humana semejante a cabezas de ganado las cuales hay que trasquilar, pastorear, alimentar y también sacrificar.
Cuando se gestan las naciones, las miradas unidas vuelan por la cima de los montes y las voluntades de los hombres acarrean sueños de un porvenir común de: felicidad, esperanza, de crear un espacio dentro de un territorio que propicie la realización de nuestras facultades personales y de la comunidad, con ideales colectivos matizados con distintos enfoques, ni uno mejor o peor que el otro, pero donde la participación de cada integrante de este gran sueño sea imperativo para concretarlo.
Actualmente hemos perdido la brújula. El ideal común no está claro; se extravió entre el deseo y la realización.
Al hombre corrompido por la ambición y el poder no le interesan los objetivos colectivos porque entre él y la masa de hombres comunes existe un abismo insondable de valores búsquedas y propósitos. Es por esto entre otras cosas que se pase por alto la dignidad e integridad de algunos seres humanos por sobre el bienestar de otros quienes podrían ser cuantitativamente menor.
La existencia de este insano fenómeno social, permite el prolongamiento de realidades inmisericordes en nuestro país como por ejemplo: la indigencia, la pobreza material paupérrima, el trabajo infantil, el atropello a nuestras etnias autóctonas, el deterioro progresivo del ecosistema, la explotación desmesurada e irracional de la tierra y en particular lo que en este ensayo me interesa demostrar: sacrificar hombres a vivir privados de libertad en un lugar creado para ser habitado por elementos defectuosos, por quienes encarnan los desvalores del prototipo ideal de ser humano. Para estos existe un lugar concreto que es la casa y el arquetipo del mal: la cárcel.
10. El mal está dentro de mí
Nos produce displacer darnos cuenta de nuestros defectos, malos pensamientos y elucubraciones que se alejan de lo moral o éticamente establecido. Al reconocernos vulnerables ante nuestros propios instintos podemos reprimirlos de varios modos, pero aún existirán allí donde se encuentran y tarde o temprano saldrán a luz directa o sutilmente encubierta. Además mis deseos ocultos pueden por su naturaleza provocarme culpa, malestar o trastornos que a pesar de irradiarlos con la luz de la razón, no se van, permanecen como un enemigo indómito del cual no sé como protegerme. En este plano es liberador reconocer que hay quienes poseen estas cualidades negativas presentes en mí, aunque en ellos se han manifestado a través de una acción objetiva, circunstancia que me permite proyectar en ese otro mis complejos, lo que no me he permitido, lo que no me ha permitido la sociedad con sus normas, lo que no me ha permitido la iglesia o los dogmas, mis autoexigencias, y nace en mí el deseo de castigar y condenar a quién se ha tomado estas libertades. De esta manera logro aplacar y minimizar lo que está en mí interior y que me trastorna o angustia.
Estos fenómenos han sido estudiados por diferentes campos del saber. Lamentablemente no son parte cabal del plan educativo y recurrir a terapias o sesiones de psicología donde logre adquirir herramientas para superar mis complejos, no está al alcance de todos.
De todas maneras, lo importante aquí no es describir en detalle los procesos cognitivos y cerebrales del individuo, sino que aceptar que el bien y el mal son dos cosas que pasan por el centro de mi ser.
Cuando entendamos que cada uno de nosotros propicia el entorno adecuado para practicar el mal y reconozcamos que las energías buenas y malas habitan en nuestros corazones: ¿Quién querrá erradicar el mal dando en sacrificio su propio corazón?
Bajo este enfoque le existencia de las cárceles se hace una necesidad puesto que es allí donde habitan de forma tangible las ideas, conceptos y energías del mal. Por lo tanto puedo indicar de manera masiva y objetiva lo que la sociedad en su conjunto refleja como en un espejo, el mal intrínseco que en ella pueda existir.
11. Posible solución
En este punto abordaré 2 caminos. El primero es dejar de ver la cárcel como arquetipo del mal. El segundo es tratar de liberar al hombre de las fuerzas que lo oprimen y condicionan.
A través de la lectura de este ensayo, hemos comprendido que el tema de la cárcel no es un asunto aislado. Está estrechamente vinculado con los ámbitos más diversos del desarrollo social. Tomando esto en cuenta encontrar una posible solución dirigida exclusivamente a superar la cárcel como finalidad sería desde mi perspectiva totalmente infructuoso. Por lo tanto, aunque el primer camino parezca evidente, el segundo camino lo incorpora y lo desarrolla sin redundar en ideas parches, populistas o transformaciones de forma, sino que intenta dar una solución benigna, correspondiente al fondo del asunto, en donde pienso que hay que centrarse para aportar algo sensato y razonable.
Para lograr el segundo camino es necesario una decisión radical en el individuo, a saber: la búsqueda honesta y valiente de la verdad en un camino donde los opuestos complementarios del mundo logran trascenderse. Aunque ésta proposición pueda parecer pretenciosa en un principio, no nace de la vanidad, sino que es una visión que me parece llena de sentido.
Llegado a este punto surgen poderosos interrogantes y cuestionamientos que nos acercan a lo espiritual y al sentido de la vida. ¿Porque está estructurada la vida del hombre en la tierra de esta manera? ¿Cuál es el sentido del sufrimiento y del dolor en nuestras vidas? ¿Si Dios se manifiesta a través de la naturaleza, el hombre y la historia; bajo qué finalidad permite las grandes dicotomías que contempla el hombre bajo el sol? ¿Serán las promesas escatológicas de las grandes religiones, en donde el hombre bueno que cumplió los designios de Dios retornará a este paraíso prometido, el punto y la razón final a todo esto? ¿Será el hombre en su ignorancia una especie de virus dispuesto genéticamente más a la destrucción que a la creación?
Como podemos ver seguir esta senda nos daría un resultado especulativo infinito. Lo cual sin lugar a dudas es parte del camino de la búsqueda de la verdad que nos lleva a indagar y estudiar lo que han hallado nuestros antepasados, ya sea en lo metafísico, filosófico y religioso.
Pienso que ningún pequeño o gran camino debe ser menospreciado en este ítem. Las revelaciones sagradas más simples y antiguas de cierta manera cimientan la llegada de las más grandes en progresión y plan atribuible solo al creador. Exaltar lo sagrado y denigrar lo profano sería estar atado a ambos en rigidez mental. Y por la experiencia vemos que el fundamentalismo y la rigidez doctrinal no han cooperado mucho al hombre en su camino a la trascendencia. Tampoco se trata de seguir ciegamente una institución dogmática institucionalizada, que por el peso de la historia u otro motivo se crea el bastión de la verdad. Esto no exime el hecho de que ésta institución cualquiera posea en sus pilares ideas del bien y buena voluntad. Pero lo cierto es que al hombre que toma el camino propuesto, no le pueden imponer la verdad, puesto que él debe conocerlo por si mismo, ya que de otra manera jamás podrá tener comprensión de lo que no conoce, de lo que no ha logrado asir, ni de lo que no ha experimentado. “No obstante el hecho de que esto que busca quiera salir a su encuentro”.
En nuestros tiempos se construye el mundo con voluntad de poder. El hombre pregunta: ¿qué espero de la vida? Y ocupa su tiempo en conquistar metas propuestas. Conquista tras conquista y luego vuelta a empezar. Un camino lleno de ambición que solo logra rebalsarse en si mismo. Se construyen telescopios cada vez más grandes y se conocen gracias a la luz que emanan, las galaxias más lejanas. De igual manera lo micro se define; desde la creación del microscopio hasta la construcción de gigantescos aceleradores de partículas los científicos han ido descubriendo, modificando o afirmando a través de la observación, experimentación y el análisis las teorías de la física cuántica, del campo unificado, dando un mapa de la composición del mundo cada vez más completo y misterioso. No obstante esto, aún nos cuesta comprender porqué en un mundo tan tecnológicamente avanzado y civilizado, un niño muere por inanición o un hombre multimillonario decide acabar con su vida. Esto deja entrever que las fuerzas misteriosas y ocultas que oprimen y condicionan al hombre no discriminan entre factores como: edad, situación económica, etnia u otros. Un hombre rico y aparentemente feliz puede sufrir una profunda falta de sentido que lo haga desgraciado, a pesar de poder evadirse gracias a su acomodada posición social. En este momento de vacío y falta de sentido ante la vida, quien tome la decisión honesta y valiente de llenar y dar sentido, emprenderá el primer gran paso hacia el camino propuesto. Dejará de preguntar: ¿qué espero de la vida?, y se replanteará con simpleza y humildad: ¿Qué espera la vida de mi?
Es cierto que el temor nos envenena y nubla. Al lograr superarlo nos sentimos llenos de luz. Pero el exceso de luz termina por encandilarnos. Superado el temor y el exceso de luz llega el poder, y ahí nos hemos detenido por siglos, sino milenios. Ya sea por una cuestión de ego, por preferir pisar que ser pisado o por jugar un rol importante en la estructura social. Sea cual sea el motivo, el poder anquilosa y debe superarse.
¿Qué espera la vida de mí? Es un bonito comienzo pero requiere valentía y honestidad. Valentía porque el proceso de autoconocimiento profundo encierra duda, mucho trabajo, constancia, disciplina, aceptación de virtudes y defectos, sobretodo estos últimos que preferentemente rehusamos ver. A esto hay que agregarle que seguir esta senda indudablemente nos llevará a desconfiar cada vez más de las instituciones, del estado y de nuestras propias creencias, lo que podría hacernos sentir un tanto ajenos a la gran masa de seres humanos que conforman la sociedad. Incluso nuestros seres más cercanos al vernos diferentes o distantes y con una visión u opinión propia de las cosas y acontecimientos, se alejarían por temor o nos verían como enemigos peligrosos.
Respecto a la honestidad es muy simple: este hombre no puede mentirse a si mismo ni engañarse. Tampoco podría evadir sempiternamente su dolor o angustia interior con los jueguitos que nos entrega la técnica, ya que el grado de conciencia que se va apoderando de él más su intuición se lo impedirían.
Superando poco a poco estas difíciles barreras, el hombre comenzaría a vislumbrar la verdad erguida en el centro de su ser. Comenzaría a conocerse de tal manera que podría conocer fácilmente a los demás. Dejaría de albergar prejuicios implantados. Entendería que el mapa no es el territorio. Cesaría la idea de que los ciudadanos de otras naciones son nuestros enemigos. Comprendería el motivo de tener dos oídos y una boca. Observaría lo que otros no ven. No viviría del pasado ni proyectaría su felicidad en el porvenir sino que se anclaría alegremente en un eterno presente. Este hombre se aceptaría de tal manera que podría aceptar fácilmente a los demás, viendo en el hombre de caminar errado una nostálgica imagen de si mismo en un pasado ya superado.
Este despertar de conciencia es posible para cualquier ser humano que pisa la tierra. No es exclusivo de monjes, de elites intelectuales, de hinduistas, taoistas, musulmanes o cristianos. Es la patria del hombre bueno y refugio del malo. Es crearse un espacio de realidad en la ilusión.
Pues bien, ¿qué es la ilusión? Haciendo un gran esfuerzo podríamos definirla como el mundo de los fenómenos creados subjetivamente por el hombre y la sociedad en su conjunto. Es la cultura, la política, el modo de vestir, las tendencias, la moral, la ética, la estética, el nacionalismo, los ritos, las instituciones, incluso la imagen que tenemos de nosotros mismos. Es mucho de lo que se ha hablado en este ensayo. Es la vida estructurada de tal manera que no tarda en devorarnos Nos hace creer que es todo lo que hay por que vivir y por que morir.
¿Cuál sería el espacio de realidad en este mundo ilusorio? Este espacio de realidad lo va generando un profundo cambio en la estructura mental del individuo que poco a poco va develando un compromiso espiritual. A través de la disposición permanente a la introspección, el hombre va comprendiendo que es una compleja unidad con diferentes campos que lo componen. Desde lo más material o denso, a lo más sutil. Comprende que una parte de si lo dispone a lo animal; esto es lo que conocemos como los instintos. Aquí encontramos una poderosa energía que está relacionada con la reproducción, alimentación, el acto de lucha e huída. En síntesis: la supervivencia. Muchas personas están estancadas en ésta esfera del ser; hombres mujeriegos, mujeres que solo encuentran la autoestima al sentirse objeto de deseo sexual. Personas que no pueden detenerse al comer, que sufren de obesidad mórbida. En el fondo es girar en torno al cuerpo. Quizás se piense de los instintos como algo negativo, pero no lo son. Son parte de nuestro ser y no hay que negarlos. Al negarlos y reprimirlos hemos visto como salen a la luz impulsivamente en la forma de conductas autodestructivas u ofensivas como por ejemplo: el homicidio, la violación, el abuso sexual. Aunque al darles rienda suelta se va al otro extremo igualmente dañino; perversiones sexuales, masoquismo, sadomasoquismo y otras parafilias.
El otro campo importante que debemos conocer es el emocional. Es común observar en nuestras ciudades luego de un partido de fútbol, como ciertos hombres quedan prácticamente devastados cuando su equipo preferido pierde. Otros se apasionan tanto que son capaces de asesinar a una persona que represente al otro equipo si este hace ostentación de la victoria. Y otros se aprovechan de estos fenómenos para sacar algún partido ya sea en demagogia o como cortina de humo. También es común observar en las personas que ven telenovelas como son gobernados por sus emociones. Les afecta en tal grado el espectáculo que llegan a odiar a los personajes y esta ira les domina todo el resto del día y la comienzan a irradiarla a los demás y luego no comprenden porqué les duele la cabeza o han tenido un mal día. Quién no ha educado sus emociones cae presa fácil de la manipulación propia sobre la energía emocional y peor aun de la manipulación de terceros. Los hombres suelen identificarse con las emociones que sienten y terminan siendo manejados por esta. Cualquier persona puede tener control sobre uno si no entrenamos esta esfera de nuestro ser. La culpa, la ira, el miedo, la inseguridad, son emociones que nos pueden detener en el camino a la trascendencia. No obstante, comprender que no soy mis emociones, “que es una herramienta de la cual me valgo”. Que son una parte de mí y que puedo lograr mantener una conciencia presente y continua sobre lo que siento y cuanta importancia le otorgo, fortalecería mi campo emocional y más aún mi capacidad de decidir que hago con el estímulo que he percibido, haciéndome mucho más independiente de lo que origina en mí lo externo.
Aquí no se trata de dejar de sentir emociones o convertirse en un ser netamente racional. Los hombres que exaltan lo racional por sobre lo emocional son dignos de desconfianza; se transforman en seres inmisericordes, indolentes, fatuos. Haciendo el ejercicio de preguntar a un hombre aparentemente racional que recordara un gran hito de su vida, fue muy difícil escuchar: cuando gané el primer millón de dólares o cuando me compré mi primer vehículo. La gran mayoría recordó como hito importante el nacimiento de sus hijos, mi casamiento. O sea una emoción importante y valiosa para él. Por lo tanto las emociones deben ser educadas para que no nos controlen ni tampoco sean el alimento del siguiente nivel en el cual debemos concientizarnos: la mente.
La mente es uno de los componentes más sutiles de nuestro ser y hasta el momento un completo misterio. En ella vamos reflejando desde pequeños todo el mundo objetivo y también nuestra imaginación. Por este motivo es una dimensión muy frágil, la cual nos puede conectar con lo más hermoso y sublime de la existencia o se puede convertir en nuestra peor enemiga. Se convierte en nuestra enemiga porque está sujeta a fuerzas que la densifican. Al igual que las capas de una cebolla, la mente va guardando ideas y conceptos fijos del mundo que por una parte nos ayudan a representarlo. También va albergando ideas de uno mismo que terminan por cubrir completamente nuestra verdadera esencia. Mientras más capas seamos capaces de quitar y nos vayamos desprendiendo de lo que no somos, iremos descubriendo en progresión mágica al ser que ya somos. Este ser que no somos, este “falso yo” se alimenta de nuestras energías más densas: nuestros instintos básicos, emociones, y todas las ideas rígidas respecto del mundo. Aquí se estancan nuestras creencias más profundas arraigadas por la educación o cultura, ideas subjetivas de belleza, éxito, mis enemigos históricos, el territorio, el valor del dinero, del oro, las joyas, el bien y el mal. Es fundamental que lo descubramos y desenmascaremos. Es un inconformista, nunca estará realmente saciado. Cuando alguien nos insulta es este quién se ofende al tasar nuestro valor en simples apariencias, fijando siempre la atención en las formas. Es por esta razón que la vanidad le sienta tan bien ya que la meta última del camino vanidoso es siempre superfluo. Por lo tanto desenmascarando este “falso yo” y entendiéndolo como una herramienta más de nuestras facultades humanas, podremos percibir vívidamente nuestra divina composición. Una vez posicionados constantemente en esta cima, el hombre se observa a sí mismo en cada momento, o sea se hace presente.
La suma de todas estas pequeñas liberaciones nos acerca indudablemente a la dimensión espiritual. En esta dimensión el hombre tiende al bien. Ya no encontramos hombres de buena voluntad, sino de voluntad al bien. Un hombre que no ve fruto al luchar contra los poderes externos que lo oprimen, ni violentarse frente a lo general, ni tampoco ir en contra de la moral de su tiempo. Él va más allá y deja que todo esto fluya sin dañarle, porque logra ver en el tejido de la vida, un propósito más sublime que se le desvela poco a poco, penetrando en el misterio que se encuentra más allá de lo meramente material y siente que esta verdad oculta sustenta no solo su vida, sino que al mundo en su totalidad.
Es una renuncia al mundo, pero con el mundo, sin negarlo. Es una renuncia a uno mismo, aceptando por completo tu ser, aceptando ser parte e la humanidad, pero trascendiendo lo convencional, guardando silencio ante lo que llaman bueno o malo, dejando de lado la jáquema que alguna vez nos controló y cambiarla por mi voz interior.
Este hombre comienza a adentrarse en los rincones más profundos de su mente, accediendo a niveles espirituales superioresque le entregan la facultad de trascender los opuestos del mundo. Llegado este pumto es completamente dificilque puedan engañarle o manipularle y más difícil aun que se engañe a si mismo. La conciencia le habla a este hombre para que entienda que si dañaa otro ser humano escomo si se dañara a si mismo. Jamás robaría por que no tendría los ojos puestos en lo material, estaría conciente del efecto de sus actos y meditaría en las dificultades. Este ser humano estaría sintonizado con en pulso del flujo universal y de esta forma el cielo lo protegería con amor, no le faltaría qué comer y qué vestir. Este camino sería un complemento increíblemente potenciador de su confesion de fé; si usted tuvo en encuentro personal con Jesucristo, este camino entre otras cosas, fortalecerá su voluntad para cuando deba evitar el mal. Además de tener una conciencia sobre su cuerpo, cuidando su alimentación, alejando de si lo dañino e invitándolo a practicar actividad física.
Leyendo hasta acá usted podría pensar que este camino soluciona todos los problemas e incógnitas de la existencia, lo cual sería un error. La explicación para el origen del mal, el sufrimiento, es algo que escapa al alcance intelectual del ser humano, entre muchos otros cuestionamientos. Es más; las tentaciones de caer preso bajo el influjo del mal o los instintos más bajos y de alegorías mentales seguirán presente y le acompañaran por toda la vida. No obstante el camino antes mencionado fortalece tu fuerza de voluntad al bien, tu sentido del humor, la alegría de vivir, puesto que mantiene una luz encendida que ilumina tu conciencia día tras día y devuelve autonomía sobre todo a las mentes cauterizadas que pueblan este siglo postmodernista, ultra libertario y en vías de desarrollo, mentes que no son más que la prolongación orgánica del computador o sacos de piedras que se arrastran, Hombres que trabajan arduamente para acumular dinero a costa de su propia salud y luego lo gastan para recuperarla. Hombres que esperan poder jubilarse a los 66 años para descansar y comenzar a disfrutar la vida.
12. Conclusión
El concepto del mal, su energía, el sentimiento que evoca: es en el hombre como el día y la noche lo son a la tierra. Para conocer lo bueno y entenderlo, debe existir un parámetro de medida que es lo malo. Negando uno es imposible concebir el otro; Quién quiera contemplar eternamente el maravilloso trinar de los pájaros al amanecer, se privará del nostálgico y profundo silencio de un atardecer crepuscular.
En efecto, el bien y el mal, la justicia e injusticia, el amor y el odio, por mencionar algunas de las dualidades presentes en nuestra vida como seres humanos, ha sido desde tiempo inmemoriales objeto de profundas cavilaciones que intentan de alguna manera darle un sentido que logre disipar el hondo vacío en donde yace su misteriosa finalidad.
En un momento suspendido en el tiempo, antiguas comunidades simbolizaron sus maldades en un animal conocido como el chivo emisario. Este animal era objeto de un ritual en el cual le imputaban la totalidad de los pecados del pueblo. Al término del ritual era abandonado a su suerte en tierras desconocidas a la espera de su muerte y con esta el cese de la perversidad y el benigno comienzo de un nuevo ciclo.
En nuestros tiempos el escenario es diferente, mas la semilla del relato anterior permanece. Un claro ejemplo serian las condenas ejemplares que intentan fijar parámetros de maldad objetiva en un hombre, para que la población sienta justicia y se eduque.
En este mundo polarizado, con ciertas ideologías radicalmente opuestas, donde la construcción cultural a intentado dar un lugar a cada cosa, el hombre moderno de pié frente al mundo y la historia sigue siendo el mismo ser que otrora contemplara descalzo la desnudez del mundo. Cabe la pregunta: ¿seremos hombres prehistóricos en un mundo tecnológico?
Seguramente en el futuro de chile o en el presente de países desarrollados, se intente hacer de la cárcel un lugar más humanitario y amable. Quizás hasta cambie de nombre, pero la fuerza de la naturaleza humana necesitará una identificación tangible y objetiva del mal.
Sí, la cárcel es el arquetipo del mal y lo seguirá siendo. Ya sea por influencias externas o por percepción personal. Es necesario que así sea, no solo para sentir confianza y seguridad, sino para que se cumpla la ley de los opuestos complementarios en la conciencia del hombre atrapado por la ilusión.
Por ultimo, no debe olvidar que quienes poblan las cárceles son hombres como usted y no una sub-especie humana o animal.

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